viernes, 12 de agosto de 2011

VIDA DE UNA ADOLESCENTE

Las relaciones se pueden dar por diferentes razones, como pueden ser enamoramiento, obligación, o necesidad. Pero al final uno siempre elige.

Todo empezó cuando entre a la secundaria, al principio me empezaba a adaptar a las reglas y normas que exigía la escuela, con el paso del tiempo me fue valiendo gorro lo que me dijeran así como  las consecuencias que podían tener mis actos.

Creo que como todos los chicos y chicas,  yo también quería pertenecer a un grupo de amigos “cool” pero sabía que eso llevaría tiempo y que tenia que pasar por ciertas circunstancias que me cambiarían la vida, pero, no me importo.

Yo era una chica muy divertida, siempre me ha gustado bailar en las fiestas y me gusta darme a notar, no suelo ser la chica apagada, que dice si a todo, bueno eso creí je,je
Empecé a tener muchos novios, me arreglaba para sentirme guapa entre todas las chicas, no me costaba trabajo socializar con la gente, así que rápidamente me convertí en una chica popular; conocía a todos los de la escuela, incluso una vez un chico se peleo por mi, creo que estaba pasando por una etapa donde los chicos me buscaban, les gustaba y me sentía deseada.

Tenía pocas amigas pero una de ellas la consideraba como mi hermana, siempre nos contábamos todo y nos divertíamos mucho juntas. Una vez empezamos a clasificar a los chicos que nos gustaban mucho, empezamos con los del salón, yo, como siempre fui la primera en escoger a los chicos, y me fije en uno que sinceramente estaba un poco feo, no se,  simplemente me gusto.

Después de un tiempo me di cuenta de que ese chico vivía cerca de mi casa, pero yo en ese entonces tenia novio, así que no me fijaba mucho en él , después de un tiempo empecé a tener problemas con mi novio. Un día lluvioso, el “otro chico”, se ofreció a  llevarme a mi casa, yo?, ¡¡claro que acepte!!.

Íbamos en su carro con sus primos, me dejaron en la puerta de mi casa, y después el chico me pregunto que si podía verme al rato, yo estaba nerviosa y sin pensar en nada, dije ok, si esta bien, acepto ah genial!. Esa tarde fue a visitarme estuvimos platicando de muchas cosas, y así fue sucediendo día con día, el iba, me buscaba y yo salía, y así paso hasta que corte con mi novio y empecé a andar con,  “el otro chico”.

Al principio fue lindo, porque el iba en mi salón, nos veíamos diario, pasaba por mi para llevarme a la escuela, me daba cartas, me abrazaba, me buscaba mucho, y yo aceptaba siempre cualquier cosa que el me diera o me propusiera.
Después de 2 meses me entregue a él, y la verdad no fue lo que yo esperaba, lo hicimos en la casa de un amigo.

Aun recuerdo que después de aquella vez, mi comportamiento fue mas sumiso hacia él, y cada vez que nos buscábamos era para tener relaciones, claro que yo nunca lo vi de ese modo, yo solo me dejaba llevar por el momento, al cabo del tiempo me empecé a alejar de mis amigos, en especial de “mi hermanita”, tanto nos alejamos que nos terminamos peleando a golpes, y  me cambiaron de turno matutino al vespertino, también me aleje de “mi chico”, por el cambio de turno, así empezó mi nueva vida, lejos de la gente que quería.

Ya después me entere de infidelidades por parte de mi chico, yo me ponía muy furiosa y así empezó la desconfianza de mi hacia el, los celos enfermizos, humillaciones, gritos, jaloneos.

Con el paso del tiempo estuvimos dentro de un circulo vicioso, del cual ninguno de los dos podíamos salir, un día me di cuenta de que mi chico consumía drogas, yo no sabia ni siquiera fumar, pero aprendí, y no solo a fumar, sino también a tomar, a preparar churros de marihuana, a meterme cocaína, a sentir la sensación de consumir PBC.

Las drogas tuvieron cierto efecto en mí, al principio yo no creía que las drogas se me hicieran vicio, porque yo sentía que no tenia problemas en mi vida, digo, las discusiones en una relación siempre se dan, y a veces golpes porque te enojas pero no pasa nada, mmm….  que tonta forma de pensar.

Alos 7 meses de seguir con mi chico, pensé que estaba embarazada, pero fue una falsa alarma, en eses entonces yo quería un bebe con él, pero  no sabia si era buena idea o no, teníamos planeado irnos a vivir juntos, pero tampoco se pudo.
En mi casa se dieron cuenta de que algo no iba bien conmigo, desde que me cambiaron de turno, pero al igual que a mi, no les importo mucho.

Mi novio y yo terminamos varias veces al igual que regresábamos, nos drogábamos juntos, teníamos relaciones sexuales sin protección, nos peleábamos seguido, nos decíamos groserías, pero yo estaba con el ¿porque  me sentía “bien”?, de hecho habían veces en las que terminábamos y en ese momento yo lo iba a buscar para pedirle perdón por cosas que yo no hacia, pero bueno estaba enamorada ciegamente de él, así que todo por mi novio…

Al llegar a los 9 meses toque un punto donde yo de plano estaba mal; no tenia amigos, en mi casa solo me regañaban, no me dejaban estar con mi novio, siempre mandaban a llamar a mi padre en la escuela, llegaba como a las 11 de la noche a mi casa, convivía con personas drogadictas, y mi relación sentimental cada día estaba peor, mas golpes, mas gritos, mas enojos, mas celos enfermizos.

Al llegar a los 11 meses, corte con Diego, porque me había sido infiel con una chica que yo  odiaba mucho, volvimos a terminar, yo me sentía muy desilusionada de él y de mi porque me preguntaba que había echo mal,  que no le di, que le hizo falta.

Se me fue el tiempo en pensar, así que no salía desde ese entonces, yo quería estar sola sin que nadie me molestara, sin darme cuenta, entre en una depresión, mi madre lo noto y me sugirió que me fuera con mi papá por un tiempo una parte de mi no quería, pero sabia que era lo correcto.  

 Después de un tiempo me fui con mi padre sin decirme nada me enseño un folleto de un curso sobre adicciones, yo entendí la indirecta y no quería ir, porque me daba miedo poder enfrentar una situación tan difícil, no sabia que me iban hacer o ha decir, a lo mejor me internan y me separan mas de mis padres y ya no me dejan verlos, me empecé a llenar de preguntas y de miedos, pero también muy dentro de mi lo quería intentar.

En la escuela me acerque a mi orientadora y le platique mi situación y del folleto que me mostró mi papá, ella me sugirió que fuera a una terapia y que eso me ayudaría a conocerme de verdad y así podría valorarme, lo cual me serviría para no decidir por cosas o personas que me dañarán.

Allí habían muchos chavos de mi edad, y había uno que otro mas dañado que yo, me empezó a gustar porque me respetaron mucho tanto mi forma de ser, como los pensamientos que tenia, pero siempre ayudándome y aconsejándome en cosas positivas que sabia me iban hacer útiles además de que nunca me pedían decir algo que no quisiera decir, y me gusto poder conocer gente que al igual que yo, iba con el objetivo de rehabilitarse.

Ahora considero que esa ayuda me ayudo mucho a encontrarme conmigo misma, a saber que cosas me gustan y que otras cosas no tanto, como poder enfrentarme a mis problemas sin necesidad de huir a ellos y refugiarme en las drogas, me enseñaron a hablar y no ha quedarme callada. Después de que me dieron de alta regrese a mi casa con mi madre, ella me noto diferente, estaba muy orgullosa de mi por lo que había logrado.

Tres meses después me volví a encontrar con Diego, me vio y se acerco a mi preguntándome donde había estado y porque nunca le marque, le conteste que me había ido con mi padre y que jamás tuve tiempo para marcarle, recuerdo que desde esa vez, el volvió a hacer tierno conmigo, atento, gentil, me empezó a respetar como nunca lo había hecho, pero siguió con su problema de adicción, me propuso intentarlo de nuevo pero algo de lo que había aprendido era que una enfermedad como la drogadicción lleva tiempo curarla, y yo no estaba dispuesta a estar cuidando de un enfermo, ni mucho menos arriesgando mi vida.

Le dije que no quería regresar con él y hasta la fecha el me sigue buscando. Tiempo después entendí porque el  empezó a comportarse tan lindo conmigo y eso se debió a que entendí LO MUCHO QUE UNA MUJER VALE.

Claro que me costo trabajo QUERER alejarme de lo que me hacia daño, pero esto si es parte de la vida, caminar, correr, y tropezar. Pero siempre ACOMPAÑADA de alguien que te quiere mucho para ayudarte a LEVANTARTE.

“”ENCIENDE TU LUZ”

Más de tres décadas atrás, yo era un alumno de segundo año en la escuela secundaria grande en el sur de California. El cuerpo de tres mil doscientos estudiantes era un crisol de diferencias étnicas. El ambiente era difícil. Cuchillos, tubos, cadenas, mitones de bronce y en ocasiones, revólveres con silenciador era algo común. Las peleas y las actividades de las pandillas eran hechos cotidianos.

Después de un partido de fútbol en el otoño de 1959, abandone las gradas junto con mi novia. Mientras caminamos por la acera atestada de gente, alguien me dio un puntapié  desde atrás. Al darme la vuelta, me encontré con la pandilla local, armada con mitones de bronce, el primer golpe del ataque sin motivos me rompió la nariz, uno de los varios huesos que se Iván a romper durante la paliza. Los puños venían de todas las direcciones mientras los 15 miembros de la pandilla me rodeaban. Mas lesiones, una conmoción cerebral, hemorragias internas. Finalmente tuvieron que someterme a una cirugía. Mi medico me dijo que de haber sido golpeado una vez mas en la cabeza, era probable hubiese muerto. Afortunadamente no lo le hicieron daño a mi novia.
Después de mi recuperación desde el punto de vista medico, algunos amigos se acercaron a mí y m manifestaron:
-¡vamos a garrar a esos tipos!-

Esa era la manera en que se “resolvían” los problemas. Después de ser atacado, se convertía en una `prioridad emparejar los tantos. Una parte de mi dijo:” ¡sii! ”El sabor dulce de la venganza” era todas luces una opción.
Pero otra parte de mi hizo una pausa y dijo: “¡no!”. La venganza no resolvía nada. La historia había demostrado una y otra vez con total claridad que las represalias solo aceleraban e intensificaban los conflictos. Necesitábamos hacer algo diferente para quebrar esa infructuosa cadena de sucesos.
Mediante el trabajo con varios grupos étnicos, formamos lo que dimos en llamar “Comité de hermandad” para trabajar en el mejoramiento de las relaciones raciales. Me asombró saber cuánto interés tenían mis compañeros en construir un futuro más brillante. No todos se convencieron de la necesidad de hacer las cosas de manera diferente. Mientras un pequeño número de estudiantes, docentes y padres se oponían en forma activa a estos intercambios culturales cruzados, más y más individuos se unían al esfuerzo de lograr una diferencia positiva.

Dos años más tarde me postulé como presidente del centro de estudiantes. Aun cuando competía contra dos amigos, uno un héroe del fútbol y el otro una personalidad muy popular en el campus, una mayoría significativa de los tres mil doscientos estudiantes se unió a mí en el proceso de hacer las cosas de manera diferente. No voy a decir que los problemas raciales se resolvieron por completo. Sin embargo, hicimos importantes progresos en la construcción de puentes entre culturas, en aprender cómo hablar y relacionarnos con los distintos grupos étnicos, en resolver las diferencias sin recurrir a la violencia, y en generar confianza en las circunstancias más difíciles. ¡E sorprendente lo que sucede cuando las personas se deciden a conocerse!.

El ataque sufrido fue, sin lugar a dudas, uno de los momentos más duros de mi vida. Sin embargo, lo que aprendí acerca de responder con amor en lugar de devolver odio, ha sido una fuerza poderosa en mi vida. Encender tu luz en presencia de aquellos cuya luz es difusa, se convierte en la diferencia que marca la diferencia.

miércoles, 29 de junio de 2011

A DONDE ACUDIR EN CASO DE SUFRIR DISCRIMINACIÓN

Uno de los avances mas importantes en cuanto a la lucha contra la discriminación ha sido el desarrollo de instituciones profesionales para atender a las personas que han sufrido actos discriminatorios por parte de autoridades de gobierno, e incluso en ocasiones por parte de particulares, como pueden ser los empleadores o los cónyuges. A continuación ofrecemos una lista de instituciones de apoyo a las que se puede acudir en caso de requerir ayuda.
CONAPRED: Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación
Según
la pagina institucional el CONAPRED "se encarga de recibir y resolver las reclamaciones y quejas por presuntos actos discriminatorios cometidos por particulares o por autoridades federales en el ejercicio de sus funciones".
Sitio web: www.conapred.org.mx
Teléfono: 5262 14 90
CNDH: Comisión Nacional de Derechos Humanos
Esta comisión recibe e investiga quejas sobre presuntas violaciones a los derechos humanos.
Sitio web: www.cndh.org.mx
Teléfonos:  5681 8125 y 5490 7400
Lada sin costo: 01800 715 2000
INMUJERES: Instituto Nacional de las Mujeres
El INMUJERES ha puesto en marcha la línea telefónica "Vida Sin Violencia", que fue pensada para canaliza y atender a mujeres y niñas víctimas de violencia intrafamiliar.
El número de atención es nacional y está disponible las 24 horas del día: 01800 911 2511
PROFEDET: Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo
Atiende casos relacionados con los derechos y obligaciones derivados de las normas de trabajo, prevención y seguridad sociales.
Lada sin costo: 01800 717 2942
Teléfonos para reportar quejas o denuncias en el D.F.: 5644 1237 y 5644 7415
Del interior de la República por Lada 01800 003 1800.

UNA FORMA COTIDIANA DE DISCRIMINACIÓN

La violencia dentro de la familia es una de las formas más graves de discriminación hacia las mujeres. La organización Amnistía Internacional afirma que "la violencia contra las mujeres es la mayor atrocidad contra los derechos humanos de nuestros tiempos". Los datos recopilados por esta misma organización hablan por sí mismos:
Al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a mantener relaciones sexuales o sometida a algún otro tipo de abusos en su vida, según un estudio basado en 50 encuestas de todo el mundo.
Cada año, millones de mujeres sufren violaciones a manos de sus parejas y de familiares y amigos.
La violencia en la familia es endémica en todo el mundo; la gran mayoría de las víctimas son mujeres y niñas. En Estados Unidos, por ejemplo, 85% de las víctimas de violencia en el ámbito familiar computadas en 1999 eran mujeres.
Según informes de la Organización Mundial de la Salud, el 70% de las mujeres que son víctimas de asesinato mueren a manos de su compañero.
En México, las estadísticas muestran que más del 60% de las victimas de violencia intrafamiliar son mujeres y niños. La violencia hacia las mujeres, y en particular la violencia intrafamiliar, es un problema complejo que requiere pronta atención. Para información básica sobre este tema puede consultar la página http://www.amnistiainternacional.org/camps/index.html
Si bien, el panorama de la discriminación no puede ser muy optimista, los avances de las últimas décadas han abierto la posibilidad de que cada vez más mujeres accedan a condiciones de vida cada más equitativas que las que vivieron las generaciones anteriores. Aunque todavía hace falta recorrer un buen tramo para erradicar la discriminación contra las mujeres, el camino para lograrlo, al menos, ya está trazado.

MITOS SOBRE LA MATERNIDAD

La maternidad es un asunto central para una gran cantidad trabajadoras en todo el mundo, pero es también una experiencia súper cargada de imágenes y símbolos sobre lo que significa ser mujer y sobre el papel ellas deben y pueden jugar en la vida social y el en ámbito privado. Por todo esto, el presente artículo está dedicado a revisar cuatro de los mitos más difundidos sobre la maternidad y la crianza de nuestras hijas e hijos.
Mito 1: Las mujeres tienen habilidades “naturales” para ser madres.
Este es uno de los mitos más difundidos sobre la maternidad. Podríamos decir que es el mito de los mitos porque resume casi todos los malentendidos que tenemos sobre el tema e incluso sobre el lugar que ocupan las mujeres en la sociedad. Desde niñas nos enseñan que las mujeres venimos programadas por la “naturaleza” para ser mamás, por lo que a muchas de nosotras nos cuesta trabajo ver esta práctica como algo que está más influido por la cultura que por la biología.
Para desenmascarar el mito de que las mujeres nacemos listas para ser madres, diversos especialistas han distinguido entre la “maternidad” y el “maternaje”, entendiendo por maternidad solamente la capacidad biológica de embarazarse y dar a luz, mientras que el maternaje incluye todas las actividades que implica la crianza y el cuidado de los hijos. Si bien la capacidad biológica de gestar y dar a luz es natural y exclusivamente femenina, las actividades del maternaje pueden ser realizadas tanto por las mujeres como por los hombres.
Además, las mujeres urbanas tienen cada vez menos experiencia y contacto con los menores de edad, por lo que muchas llegan al momento crucial de ser madres sin saber mucho de acerca de cómo cuidar de sus pequeños. Todo esto ha dado paso a cierta “medicalización” y “especialización” del cuidado de los niños, ya que ahora muchas madres acuden con pediatras, nutriólogos y demás “expertos” para adquirir la información básica que necesitan para atender a sus hijos, lo que también echa por tierra el mito de que estamos naturalmente configuradas para saber qué hacer con nuestros pequeños.
Mito 2: Las madres deben ser las principales responsables del cuidado de sus hijos
Este mito está ligado al anterior aunque se distingue en el hecho de que atribuye la responsabilidad de las criaturas a las mujeres y solamente a ellas. De acuerdo con la investigadora Hortensia Moreno, del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, en la cultura mexicana los hijos son vistos como si fueran “propiedad privada de las madres”, de manera que cualquier cosa que suceda con ellos es resultado directo del desempeño de sus mamás. Si el pequeño va bien en la escuela, es sinónimo de que tiene una buena madre y, por el contrario, si comete alguna falta o tiene problemas, entonces también se debe a la mala educación que recibe de su madre.
La atribución directa de la responsabilidad de los hijos hacia las madres está ligada al mito de que existen “buenas” y “malas” madres. En nuestra sociedad se considera que las “buenas” madres son aquellas que más se acercan al ideal de la madrecita sacrificada, siempre atenta, responsable, sabia, que todo lo puede y todo lo da en favor de sus hijos. Las “malas” madres, en cambio, son aquellas que se alejan de ese ideal o que fallan en cumplirlo.
En esta sociedad donde la maternidad está tan cargada de significados, ninguna mujer quiere ser vista como una mala madre, por eso la tendencia a exagerar y a ver a los hijos como propiedad exclusiva e inalienable de las mujeres.
Mito 3: Hoy en día no es tan difícil combinar la maternidad y el trabajo
 
Hemos escuchado hasta el cansancio que las mujeres pueden hacerlo todo, que ya han demostrado que se puede combinar armónicamente la familia con el trabajo y que incluso a algunas que les queda energía para hacer ciertas cosas más. Y la verdad, a todas nos gustaría que todo esto que suena tan bonito fuera así de sencillo en la vida real. No obstante, la vida cotidiana de muchas mujeres demuestra una y otra vez que las cosas son bastante más complicadas, pues la mayor parte de las veces, las mujeres que trabajan y tienen hijos se ven a sí mismas con una carga de trabajo extenuante, exigente y muy difícil de sobrellevar.
En la actualidad la sociedades modernas apenas están comenzado a reconocer lo que se ha dado en llamar la “doble jornada” de trabajo de todas esas mujeres que además de cuidar de su familia continúan trabajando fuera del hogar.  El trabajo de las madres ha sido durante décadas un trabajo invisible y que hasta ahora no ha recibido un el reconocimiento que debería tener por parte de la sociedad.
En un texto lleno de humor negro, se critica que los políticos de todos los partidos sigan repitiendo hasta el cansancio que el trabajo de las madres “es el trabajo más importante de la sociedad”, pero a pesar de ser tan importante, ninguna mujer puede ponerlo dentro de su Curriculm Vitae. Se argumenta que existe una contradicción tremenda hacia las madres, pues mientras los políticos manejan una retórica que ensalza el trabajo materno por encima de cualquier cosa, en el mercado laboral persiste una especie de castigo para las mujeres que deciden dedicarse exclusivamente a sus hijos, ya que al querer reintegrarse al mundo del trabajo casi siempre deben “maquillar” su Curriculum para que “no se note” que han estado alejadas del campo laboral.
Cuidar de los hijos es un trabajo que consume mucho tiempo, pero trabajar y cuidar hijos es 200% más difícil, y aún así las mujeres lo hacen, siempre a costa de pérdidas personales. ¿Que cuáles son esas pérdidas? Entre las más comunes están:
Horas de sueño: Las madres trabajadoras duermen menos que nadie. El promedio va de 4 a 6 horas por día.
Tiempo libre: Una madre que trabaja generalmente no tiene tiempo para sus amigas y muchas veces ni para ella misma.
Desarrollo personal y profesional: Muchas madres trabajadoras se ven orilladas a aceptar trabajos de medio tiempo que les permitan combinar su trabajo con el cuidado de su familia, pero estos trabajos generalmente ofrecen bajos sueldos y pocas posibilidades de desarrollo profesional.
Mito 4:  La maternidad es un asunto estrictamente privado.

Si bien la decisión de formar una familia es y debe seguir siendo estrictamente personal, el hecho de tener hijos es un asunto social porque tiene que ver con la continuidad de la humanidad como especie. La maternidad no es un problema estrictamente personal porque se trata de una actividad que aporta al conjunto social los recursos clave para su subsistencia, es decir, los recursos humanos, sin los cuales no podríamos garantizar la reproducción y continuidad de la sociedad.
Por lo anterior, las madres y especialmente las madres que trabajan aportan más valor que ningún otro grupo de trabajadores en la sociedad, pero además estas últimas llevan a cabo una doble jornada laboral con muy pocos apoyos sociales. Si la sociedad en su conjunto se tomara más en serio el trabajo invisible que implica la maternidad, habría más servicios para las madres trabajadoras, más guarderías y apoyos para impulsar sus carreras, lo que redundaría en una maternidad más óptima y menos estresante para todas ellas. Si la sociedad valorara más el trabajo de la crianza de los hijos e hijas, las madres trabajadoras podrían llevar una vida equilibrada sin tener que pagar los altos costos personales que muchas siguen pagando en la actualidad.

martes, 28 de junio de 2011

Autoridad, respeto y otra forma de enseñar

En el aula, ha de lograrse autoridad y respeto: lo contrario del temor y la subordinación. No debería suponerse que, si uno no impone su voluntad, está condenado a aceptar la de otros. Y no es acertado entender que el respeto es un gesto de alineación u obediencia: es un sentimiento y está más próximo a la admiración que al sometimiento. Se lo puede estimular, pero no se lo puede imponer.

Es importante descentralizar la posesión del conocimiento. La obtención y asimilación de los conocimientos son resultado de una experiencia que se multiplica en el intercambio grupal y se enriquece desde distintas fuentes, formales o informales. El docente debería ser participante y beneficiario de una dinámica que, cuanto menos, dependa de su exclusiva participación y presencia, más cerca estará de su objetivo. Que un chico imagine que los adultos lo saben todo es esperable. Que los adultos vivencien complacidos esta admiración infantil es comprensible. Pero el vínculo que así se genera merece ser aprovechado para estimular la posibilidad del pensamiento crítico de las nuevas generaciones. Estimular la crítica a la autoridad es el mejor y más corto camino para ganarse el respeto. También conviene articular los contenidos a los intereses y necesidades concretas y actuales de los destinatarios, ya que el interés del receptor decae o desaparece cuando advierte que está recibiendo herramientas supuestamente útiles pero cuyo beneficio será lejano o fortuito. Y es pertinente redimensionar la importancia exagerada que se otorgó a la memoria reproductiva: si bien toda actividad intelectual se apoya en los conocimientos adquiridos, que son materia prima para comprender lo nuevo y desconocido, esta condición necesaria no es suficiente. Aquello que se incorpora sin metabolización personal tiende a quedar como un acervo erudito sin más utilidad que su exhibición.
Estimular la autonomía antes que el éxito; promover la cooperación en detrimento de la competitividad; respetar y estimular las diferencias; rescatar sin juicios maniqueos “bueno-malo” la existencia de diferentes tiempos, habilidades, intereses, momentos, características físicas, culturales, sexuales, familiares; estas actitudes favorecen el aprendizaje y su ejercicio se convierte en un aprendizaje en sí mismo.
La escuela tradicional se asienta en una premisa generalmente no explicitada: pulsiones y afectos –amorosos, agresivos, de poder, de saber, apatía, rebeldías, miedos y tristezas– deben quedar excluidos. Casi nadie negará su existencia, pero su hábitat natural debe ser –se dice– extraescolar:
Hace falta recordar que la vida es mucho más que la lectoescritura, las funciones matemáticas y la capacitación laboral. A partir de restituir la importancia de esta parte de la vida será más fácil pensar –y alentar–, con instrumentos provistos por la educación, distintas y mejores formas de vivir.
Y es necesario reconocer la ineficacia y las desventajas del castigo como instrumento pedagógico familiar y escolar. Aunque los castigos y las penitencias se han ido atenuando, todavía se apela a ellos como recurso didáctico. La mala nota, la tarea como castigo, la firma o la amonestación, la “prueba sorpresa”, echar al alumno del aula, dejar a los alumnos sin recreo, la repetición del curso, la burla, el reproche, incluso notificaciones a los padres, siguen demostrando que en la intimidad persiste la creencia en el castigo como recurso más adecuado.
En esta línea, el derecho a la educación y la obligatoriedad de la enseñanza debe plantearse en su justo punto. La obligatoriedad de la enseñanza es un imperativo para el Estado y un instrumento para que los padres no interfieran en el derecho de los hijos a la educación. Pero, entendiendo erróneamente la obligatoriedad, suele buscarse el motor del aprendizaje en la coacción que padres y docentes ejerzan sobre el alumno. Suponer que se puede enseñar a pesar o en contra del interesado descoloca el verdadero sentido de la enseñanza-aprendizaje.

lunes, 27 de junio de 2011

FRASES PARA SER CONSIDERADAS

·              HACED BIEN A VUESTROS AMIGOS Y ENEMIGOS, POR QUE ASÍ CONSERVAREIS LOS UNOS Y OS SERÁ POSIBLE ATRAER A LOS OTROS.
CLEÓBULO.

·              SI MURMURAR LA VERDAD AÚN PUEDE SER LA JUSTICIA DE LOS DÉBILES, LA CALUMNIA NO PUEDE SER NUNCA MÁS QUE LA VENGANZA DE LOS COBARDES.
JACINTO BENAVENTE

·              HEMOS DE SABER ANTICIPARNOS A ENCONTRAR LO CÓMICO QUE HAYA EN NOSOTROS. ASÍ PODREMOS EVITAR QUE LOS OTROS SE BURLEN DE NUESTRA ESCASA PERFECCIÓN.
NOEL CLARASO

·              TODAS LAS PERSONAS NACEN COMO ORIGINAL, LA MAYORÍA MUEREN COMO COPIA.
ANONIMO PINTADA

·              EL HOMBRE NO SE DESTACA EN LA VIDA SI NO DOMINANDO SU CARÁCTER O CREÁNDOSE UNO.
NAPOLEÓN BONAPARTE

·              LA VIONLENCIA ES MIEDO DE LAS IDEAS DE LOS DEMÁS Y POCA FÉ EN LAS PROPIAS.
ANTONIO FRAGUAS

·              SIEMPRE ES MÁS VALIOSO TENER EL RESPETO, QUE LA ADMIRACIÓN DE LAS PERSONAS.
JEAN JAQUES ROUSSEAU

·              EL HOMBRE JUSTO NO ES EL QUE NO COMETE NINGUNA INJUSTICIA, SI NO EL QUE PUDIENDO SER INJUSTO NO QUIERE SERLO.
MENANDRO

·              NUNCA ES IGUAL SABER LA VERDAD SOBRE UNO MISMO QUE TENER QUE ESCUCHARLA POR OTRO.
ALDOUX HUXLEY

·              EL MEJOR PLACER EN LA VIDA ES HACER LO QUE LA GENTE DICE QUE NO PUEDES HACER.
WALTER BAGEHOT